Hace seis años germinaba Faneka, un cuarteto de cuerda, percusión y voces regado con influencias dispares: folk norteamericano, canción de autor, rock grunge, swing, gypsy, jazz, hip hop, ska, flamenco… La guitarra de Inés, el chelo de Bruna, el violín de Anika y el cajón de Miriam llevan desde 2016 sonando en conjunto. Siguen de gira presentando su último disco, Caliu, una palabra catalana que hace referencia al calor del hogar, y el single más lúdico de todo su repertorio: Dance of the world (Cádiz 2022).
En Caliu han incorporado nuevas y viejas canciones bajo la producción de Gonzalo Lasheras, tras la inclusión del grupo en el sello Metales Preciosos. Un cambio importante que, como aseguran las cuatro componentes de Faneka, «augura un buen futuro, en el que seguir componiendo y grabando, explorando sonidos y depurando nuestra forma de abordar la música, siempre desde la intuición y las ganas de compartirnos para conectar con nuestro público».
El próximo sábado 23 de septiembre tocan en Barcelona, en las Festes de la Mercè, un concierto, aseguran, muy importante para ellas. Pocos días antes, nos cuentan en esta entrevista coral su fluir creativo y qué buscan al componer.
Gema L. Albendea / @GemaLAlbendea
P: Las canciones que hemos escuchado en Caliu nos evocan tiempos pasados, ¿qué os ha inspirado a la hora de componerlo e hilarlo?
Inés: La inspiración seguramente venía de nuestras influencias, especialmente de las mías, al componer. Creo que hay mucho rock psicodélico de fondo. También hay influencias del gyspy, swing… En ese sentido, es cierto que Caliu es como de otra época. El otro día bromeábamos con que Anika en vez del disco nuevo de Rosalía sigue escuchando casetes de Django Reindhart.
Anika: Bueno, no es una broma, es la realidad (risas), soy una ‘viejoven’.
P: Algunas de las canciones que construyen el disco surgieron en plena pandemia. ¿A qué os suenan ahora que parece que la vida vuelve a normalizarse? ¿Tristes? ¿Alegres? ¿Esperanzadoras?
Inés: A mí me generan un poco de cada cosa, y la verdad es que mi vida no es muy normal todavía, así que me acompañan aún bastantes reflexiones en torno a la covid-19. Para mí estos dos años están como comprimidos, como si hubieran sido dos meses.
P: Habéis aprovechado para grabar de nuevo algunos de vuestros primeros temas. ¿Notáis cambios y mejoras en su sonido?
Miriam: ¡Completamente! Hay temas que son muy especiales para nosotras, digamos que son casi ‘clásicos’ de Faneka. No queríamos perder la oportunidad de escucharlos con el buen sonido que ha sabido darnos Gonzalo Lasheras, el productor de nuestro disco. Además estos temas han ido cambiando a lo largo de la grabación, donde surgieron nuevos arreglos. Para nosotras todos han ganado algo. Además, tenemos la tendencia a reversionar nuestros propios temas, algo que ya hasta contamos en los directos de modo anecdótico.
«’caliu’ manda un mensaje de amor y calor humano a toda persona que se acerque»
P: ¿Qué mensajes lanza Caliu a todo aquel que lo escucha? ¿Tiene algo de conceptual en conjunto o cada canción es un ente independiente?
Bruna: Manda un mensaje de amor y calor humano a toda persona que se acerque. Cada canción habla por sí sola, pero hemos seleccionado un conjunto de canciones que juntas transmiten una mezcla de fuego, emoción, fuerza, dolor, disfrute y alegría.
P: ¿Quién más forma parte de este nuevo trabajo y qué han aportado?
Anika: Quien más ha puesto su granito de arena -o su duna, más bien- es Gonzalo Lasheras. Se ha implicado mucho en todo el proceso, desde los ensayos, que nos grababa como si fuera ya la grabación definitiva, hasta sus ideas de instrumentaciones y arreglos. Es destacable el tiempo, el amor y la dedicación que nos ha brindado. Otra pata imprescindible de la mesa Caliu ha sido Elena Zängerlein, encargada del arte del disco, del logo, de las portadas… Nadie nos representa más que ella en el arte visual, y eso es algo muy importante para que el trabajo sea redondo. Y por último, las personas que han colaborado en algunos temas: Javier Colina y Pablo Navarro han grabado contrabajos; Borja Barrueta, percusiones; Edu Molina, tabla de lavar y escoba -sí, escoba de barrer-; Tito Dávila, teclados; y Gabriel Vidanauta, batería.
«al componer fluimos y, en general, confiamos en la sensibilidad musical de cada una de nosotras»
P: En general las canciones de Faneka nos abren el cuerpo y el alma a lo natural, a lo espiritual de forma, parece, intencionada. ¿Qué objetivo buscáis? Siempre me he preguntado si cada una de vosotras os identificáis con un elemento de la naturaleza concreto…
Inés: Lo espiritual sale solo cuando se expresan cosas profundas. En cuanto a los elementos de la naturaleza, sí que tenemos la ‘coña’ de que cada una somos uno: Miriam es Tierra; yo soy Fuego; Bruna es Agua; y Anika es Aire. Está relacionado con nuestros signos del zodiaco, y también con nuestras energías -aunque cada uno de nosotros tiene algo de las cuatro-.
Anika: Sí, es una coña interna. Pero fuera de lo de los elementos, el sonido de Faneka tiene mucho de espiritual porque es muy verdadero, y lo verdadero te conecta con las emociones. Esa sí es nuestra empresa.
P: Tenéis un montón de influencias relativamente dispares entre sí. ¿Os cuesta poneros de acuerdo cuando perfiláis vuestras canciones?
Miriam: No demasiado. A pesar de tener referencias diferentes, tenemos un gusto musical afín, y nos sentimos libres a la hora de hacer propuestas cuando arreglamos los temas. Aunque no todas ellas acaban por ser definitivas, fluimos al componer y, en general, confiamos en la sensibilidad musical de cada una de nosotras.
P: ¿Y en lo referente al idioma de cada canción? Porque os hemos escuchado cantar en inglés, catalán y español…
Inés: Nos gusta que haya temas en diferentes idiomas. Nunca lo hemos hablado. No es algo pensado, es simplemente como han salido las canciones.
Anika: La diferencia del idioma también depende de quién componga la canción, por eso hay variedad y eso nos gusta.
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