Galerías: la periferia se asfixia sin arte

galerías de arte

¿Hay galerías de arte cerca de tu casa? ¿Pasas por delante de alguna cuando caminas por tu barrio? Si la respuesta es sí, podemos adivinar en qué tres o cuatro zonas de nuestras grandes ciudades vives. Las galerías de arte se concentran de manera casi absoluta en determinados barrios centrales de las ciudades, dejando al resto huérfano de su papel esencial y poco reivindicado como dinamizadoras culturales y ‘despertadoras’ de sensibilidades artísticas. Queremos saber los motivos, pero, sobre todo, las repercusiones que su ausencia provoca en la ciudadanía que no habita ese centro centrifugador.

Por Leticia Palomo-Garrido

Tras el pistoletazo de salida de la temporada artística, con la Apertura Madrid Gallery Weekend, hablamos con galeristas, artistas periféricos y académicos. Algo no estamos haciendo bien cuando una persona que vive en Usera o en La Sagrera, por poner dos ejemplos de barrios ‘periféricos’ de Madrid y Barcelona nunca respira arte en su paisaje cotidiano.

Las galerías de arte son espacios de dinamización cultural incrustados en un entorno espacial concreto

En primer lugar, definamos qué es una galería de arte y cuáles son sus funciones. Las galerías de arte comenzaron a desarrollar su actividad en el siglo XIX como lugares para la venta de pintura y escultura ubicadas en barrios burgueses, es decir, con un alto poder adquisitivo. Sin embargo, la galería de arte del siglo XX y del siglo XXI no es solo un local comercial. Nos encontramos ante nodos de intercambio de información del sector artístico donde se dan cita artistas, especialistas, coleccionistas y museos. Y, por otra parte, la que más nos interesa ahora: son espacios de dinamización cultural incrustados en un entorno espacial concreto. Hoy, cuando la comunidad cultural es cada vez más digital, la galería de arte funciona como un ancla para permitir al espectador experimentar el arte en primera persona y facilitar la construcción de una comunidad real en torno al arte y la cultura. Pero ¿tenemos la mayoría de ciudadanos acceso habitual a estos espacios? ¿Dónde están las galerías de arte?

Barrios artísticos

Si ponemos el foco en Madrid, y aunque no existe un censo oficial de galerías de arte en la ciudad, según datos del magazine Arte Informado, existen 293 galerías o espacios expositivos. Un simple vistazo al mapa de galerías que ha elaborado la Asociación de Galerías de Arte de Madrid (aunque solo aparecen las que están asociadas) nos da una idea precisa de la aglomeración que se produce en pocos puntos de la ciudad: un núcleo abigarrado, dividido en dos por la Gran Vía, con Río Rosas como tope norte y Lavapiés como frontera sur. El resto de Madrid es prácticamente un páramo.

 

galerías de arte
Mapa de la distribución de las galerías de arte en Madrid / ArteMadrid

¿Por qué esta geografía? ¿Cuál es su origen? Podemos remontarnos a la galería Biosca, la que para muchos fue el germen de la galería de arte en Madrid.  Inaugurada en 1940, estuvo abierta en la calle Génova 11 hasta el año 1996, y de ahí saldrían (metafóricamente hablando) las galerías Juana Mordó y Leandro Navarro. La primera tuvo dos ubicaciones en el distrito de Salamanca, y la Leandro Navarro permanece aún abierta en la calle Amor de Dios.

Se ve, pues, una dispersión desde el distrito de Salamanca hacia el de Centro. Estos son los dos distritos con mayor concurrencia de galerías de arte de la ciudad. Más tarde llegaría la gran ocupación de la calle Doctor Fourquet y aledañas en el barrio de Lavapiés, también en el distrito Centro, guiada por la galería Helga de Alvear. Esta proliferación por el barrio de Lavapiés tiene su origen en el efecto ‘tractor’ que suponen los grandes museos, en este caso el Museo Reina Sofía. Lo mismo ocurre con los centros culturales, como en Centro de Cultura Contemporánea Condeduque. Pero esta ecuación no funciona si nos fijamos en otros distritos como Arganzuela. El polo cultural que representa Matadero no ha generado el mismo efecto. No hay ni una sola galería de arte propiamente dicha en sus inmediaciones.

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«Creo que estamos en cinco o seis barrios diferentes de Madrid, que ya son bastantes», asegura Manuel Fernández Braso, presidente de la Asociación de Galerías de Arte de Madrid. Aunque matiza que, «obviamente, a todos nos gustaría que el resto de barrios, fuera del centro o barrios limítrofes, tuvieran un mayor desarrollo cultural artístico, empezando por que se implantaran más galerías. Pero también hay que entender dos cosas: las galerías tratan de estar cerca de otras galerías, porque al fin y al cabo se van creando recorridos y sinergias. Y por otro lado porque la galería de arte tiene una función de supervivencia. Las galerías sobreviven y funcionan por lo que vende y por los ingresos colectivos, es decir, por el mercado y los coleccionistas. De momento, es más fácil que los coleccionistas y el resto del mercado se originen en los barrios del centro que por la periferia».

A pesar de esta funcionalidad que le asigna a las galerías, Fernández Braso reconoce que una galería de arte fomenta el desarrollo y la formación de la sensibilidad, «además de la parte didáctica y social que tiene el arte contemporáneo».

El poder del arte

En el año 2006 se reunió en Lisboa, bajo los auspicios de la UNESCO, la Conferencia Mundial sobre Educación Artística: construir capacidades creativas para el siglo XXI, de la que surgió, atención, la Hoja de Ruta para la Educación Artística. En este documento se estipulan cuatro objetivos deseables a cumplir por esta llamada humanidad: garantizar el cumplimiento del derecho humano a la educación y la participación en la cultura, ya que esta permite al individuo desarrollarse plenamente; desarrollar las capacidades individuales, especialmente de los más jóvenes, puesto que el contacto con el arte «estimula su creatividad, su iniciativa, su imaginación, su inteligencia emocional, y, además, le dota de una orientación moral, de la conciencia de su propia autonomía y de la libertad de acción y pensamiento»; mejorar la calidad de la educación gracias al arte; y fomentar la  expresión de la diversidad cultural.

La simple incursión en una galería de arte o museo supone beneficios como la mejora de la comprensión, de las habilidades mentales, el aumento de la tolerancia y de la empatía

Por si estas poderosas cuatro razones no fuera suficientes, un estudio realizado en la Universidad de Arkansas en 2014 nos muestra que la simple incursión en una galería de arte o museo supone beneficios tales como la mejora en la comprensión y en las habilidades mentales, aumento de la tolerancia y de los conocimientos en general e incremento de la empatía.

Más argumentos: un estudio realizado por la Universidad de Toronto entre los años 2004 y 2012 revela que contemplar una pintura activa diversas regiones del cerebro, como el área de la visión, el placer, la memoria, el reconocimiento y las emociones, todas dispuestas para aportar significado y comprender el arte visual.

Si el arte es una fuente tan poderosa de beneficios, ¿por qué no es accesible en la vida diaria de miles de personas que habitan la periferia de las ciudades?

galerías de arteResulta llamativo darse cuenta de que el caso madrileño de aglomeración, y por lo tanto, ausencia de galerías de arte en determinadas zonas, es prácticamente idéntico al de otras grandes ciudades. Los estudios realizados en torno a la localización de las galerías de arte en Nueva York, París, Bruselas, etc, arrojaron un resultado idéntico al de Madrid. La tendencia general es la del agrupamiento de las galerías en determinadas calles y barrios, lo cual dota a estas zonas de cierta distinción (algo que nos remite al inabarcable sociólogo francés Bourdieu) debido a la exhibición de capital económico y cultural. Las galerías buscan con esta estrategia visibilidad y fácil acceso.

Ahora bien, los estudios sociales también señalan que la presencia de galerías de arte en un barrio influye en el incremento del valor inmobiliario del mismo. De hecho, estos clústeres culturales se han visto como un remedio contra la desindustralización de la ciudad, como herramientas para la creación de nuevos estilos de vida en torno a la economía creativa y para la mejora de la imagen proyectada al exterior. Según el profesor de la Universidad de Valencia Joaquim Rius Ulldemolins «convertirse en un barrio de galerías puede aportar visibilidad de barrio, atracción de visitantes, espacios para jóvenes artistas, etc., pero a la vez hay que ponderar los efectos escondidos como el proceso de gentrificación residencial y comercial».

Así que, de entrada, la aglomeración de galerías en tres o cuatro barrios de distritos centrales genera gentrificación y deja huérfanos de arte cotidiano al resto de barrios de la ciudad.

Amparo zacarés: «Es evidente que las galerías periféricas construyen un relato reivindicativo ligado a la propia identidad del barrio y contribuyen a la formación de un público»

En el lado opuesto de la balanza encontramos las galerías desubicadas, situadas en los márgenes, las cuales suelen dirigirse allá donde se establezcan los artistas incapaces de pagar los alquileres de los barrios gentrificados. Estas galerías, por su parte, contribuyen en la búsqueda de talentos locales, y al fomento de la vida social y cultural del entorno donde están establecidas, lo cual se presta a ser más evidente y permeable en los barrios menos gentrificados.

Obertura Carabanchel

En Madrid encontramos un excelente ejemplo en el distrito de Carabanchel. Más allá de la M-30 (lo que en Madrid se considera la frontera entre la ‘almendra central’ y la ‘periferia’) encontramos cuatro galerías muy cercanas, Sabrina Amrani Gallery, Benveniste Contemporary, La Gran y Corner Gallery. Coincidiendo con el inicio de la temporada, ellos también celebraron su particular ‘apertura’: Obertura Carabanchel, una pequeña muestra al entorno de estos cuatro espacios periféricos.

Su promotor, Daniel Silvo, nos cuenta que «Obertura Carabanchel me ha descubierto algo que llegaba a intuir como casi una utopía, pero que he podido comprobar que no lo es, sino que es algo real y necesario: las galerías y los proyectos de arte independientes y privados también son esperados por la población del barrio. Es decir, a menudo entendemos la galería con una visión tradicional, casi como un espacio privado, elitista, solo para coleccionistas o gente entendida».

«Pero en Obertura -explica Silvo- hemos visto que mucha gente que pasaba por allí y que no tenía a priori ninguna relación con el arte, veían aquello, veían gente entrar y se interesaba en lo que estaba pasando. Entraron y disfrutaron viendo las obras, hablando con la gente y haciendo los recorridos que hicimos por las galerías a las que acudimos. Hubo una recepción por parte del ciudadano del barrio muy bonita, y eso es lo que las instituciones deben apoyar».

daniel Silvo: «Las galerías y los proyectos de arte independientes y privados también son esperados por la población de los barrios»

Para la profesora de la Universidad Jaume I de Castellón Amparo Zacarés Pamblanco, es evidente que las galerías de arte periféricas, de barrio, «construyen un relato reivindicativo ligado a la propia identidad del barrio y contribuyen a la formación de un público que valora satisfactoriamente la experiencia artística para su desarrollo social y humano. Rompen con el tópico de que el arte es solo para una minoría que puede pagarlo».

La gran pregunta, claro, es cómo sobrevive una galería en un barrio con un poder adquisitivo medio o bajo. «La solución tradicional para estas galerías ubicadas en un lugar periférico, no solo un barrio periférico si no también ciudades pequeñas, han sido las ferias», explica Daniel Silvo, de Obertura Carabanchel. «El problema es que la proliferación masiva de ferias puede causar que la propia feria pierda sentido. Por ello, la supervivencia de las galerías pasa también por su presencia online y una buena actividad personal de teléfono, email, página web y redes sociales».

Gestores, legisladores, urbanistas que planifican territorialmente una ciudad… todos ellos, junto con el sector privado al que pertenecen las galerías de arte tienen en sus manos que, como promueve la UNESCO, existan lugares donde «el empoderamiento individual y la inclusión social, el desarrollo económico y la prosperidad cultural» sean una realidad.

*Más Está pasando: A propósito de ‘Desertar’David Bagué, el luthier metafísico

 

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