Instrucciones para enfrentarnos al espejo

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Instrucciones para caminar sobre el alambre, estrenada en 2020, regresa a Cuarta Pared. Es la segunda parte de Trilogía Negra,que ya deslumbró en su arranque conNada que perder. Un retrato en formato thriller de nuestra sociedad enferma, parcheada, deshumanizada y tremendamente caníbal. Hasta el 17 de octubre. No perdérsela por nada del mundo.

Núria Ribas / @nuriaribasp

Lo han vuelto a hacer. La compañía Cuarta Pared ha vuelto a conseguir tensionarnos en nuestra butaca, golpearnos fuerte y dejarnos casi sin resuello. Un ritmo trepidante, unas interpretaciones (vocales y corporales) excelentes y una realidad encima del escenario: qué broma de mundo es este en el que dejamos atrás a millones de personas. Qué cloaca de sistema hemos construido en el que, para no sucumbir, tienes que ser un auténtico cretino.

El suicidio es una salida. Veremos si esta es la respuesta a la incógnita de la desaparición de la protagonista, Alba, eje de la obra en clave de thriller. Bienvenidos a Instrucciones para caminar sobre el alambre, segundo montaje de la Trilogía Negra iniciada con la deslumbrante Nada que perder.

Ante el espectador, el modelo de sociedad que hemos construido. Unos, desde el privilegio. La gran mayoría, achicando agua para evitar el naufragio a costa de su salud física y mental. Desmantelamiento de la sanidad pública, abandono de los enfermos con trastornos mentales, condiciones laborales que no merecen ni este nombre, falta de salidas profesionales dignas a pesar de tener un buen expediente y, por encima de todo, la gran mentira: si te esfuerzas, seguro que lo conseguirás.

ante el espectador, el modelo de sociedad que hemos construido. Unos, desde el privilegio. La mayoría, achicando agua para esquivar el naufragio

«Soy la descendiente de millones de fracasos», atisba a comprender Alba, en plena crisis psíquica, física, moral.

Su hermano Pablo, aunque menos formado, ha comprendido antes que ella que a veces solo hay salida bajando a las cloacas (literalmente) y tragar saliva para ir tirando. La madre, Pilar, también limpia a las órdenes de sub contratas a las que es imposible reclamar nada porque a nadie tienes de interlocutor, toda vez que nuestro neocapitalismo ha acabado también con una unión sindical efectiva. No está mucho mejor su jefe, al límite mental para, en realidad, mantenerse como un simple engranaje más, enganchado a esos pequeños privilegios que nos hacen creer que estamos al otro lado de donde se sitúa Alba y su familia. Error.

¿Y Alba? Alba cree que esforzándose -así se lo inculca un padre fracasado antes de desaparecer – podrá salvarse ella y su familia. Traga sin reparo el discurso posindustrial de la nueva economía green y, mientras diseña su sueño de una granja sostenible en unos supuestos terrenos familiares en la España vaciada, encadena decenas de trabajos basura a cuál más humillante desde cualquier punto de vista. Especialmente, el humano. Alba no puede parar. Y cuando puede, no le dejan. Está atrapada.

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Cada personaje deberá desgranar su historia y su intrahistoria para que la investigación policial sobre la desaparición de Alba se resuelva. En ese camino, Instrucciones para caminar sobre el alambre te golpea a ritmo a veces frenético. Un ritmo que todos los intérpretes, jugando con diferentes caracteres cada uno de ellos (excepto Alba), sostienen sin soltar presa, sin dar tregua.

Se masca durante las casi dos horas en las que transcurre la obra el trabajo de orfebrería dramática que hay detrás de este texto coral. Escrito a cuatro manos, Quique Bazo, Yeray Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe firman la dramaturgia de un espectáculo magistralmente interpretado por Marina Herranz, Rosa Manteiga, Javier Pérez‐Acebrón, Guillermo Sanjuan y Salvador Bosch y dirigido, como Nada que perder, por Javier G. Yagüe.

Enorme trabajo corporal y vocal de la compañía, que se reafirma como una de las propuestas más interesantes de la escena (alternativa o no) madrileña. Expectantes estamos ante la tercera entrega de este retrato de nosotros mismos.

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