Cuando nos acercamos a un álbum ilustrado, creemos saber qué esperar: dibujos preciosistas cargados de un significado que se matice con las palabras, e historias más cercanas a los pequeños de la casa que a la visión de un adulto. Sin embargo, la idea de que este tipo de literatura es para niños debe ser erradicada de una vez por todas, ya que son muchos los autores (Elbruch, Wolf: El pato y la Muerte, 2007; Shaun Tan: Las reglas del verano, 2014) que crean sus obras teniendo en cuenta la calidad del mensaje planteado sin atender a un sector de lectores concreto.
Elena Llera
Los álbumes ilustrados tienen un formato que permite transmitir mensajes de manera directa y visual, algo que muchos autores no han pasado por alto y que ha propiciado que muchos creadores se estén animando a llevar a cabo sus proyectos artísticos en este formato. Dentro de estas desconocidas obras de arte un tanto minoritarias, podemos encontrar La ola, de la coreana Suzy Lee, una joya difícilmente comprensible sin tener el álbum entre las manos.
Con suavidad y firmeza en sus trazos, la autora nos cuenta la historia de una niña que va a la playa y se siente fascinada por la presencia de las olas, a las que humaniza y con las que juega y con las que experimenta diversos estados de ánimo. El contraste del negro marcado a carboncillo de la niña con las olas, azules y blancas por la espuma plasmadas mediante témperas o acuarelas articula el libro, dando lugar a una poesía visual donde se narra una historia de manera tan detallada que se nos olvida la ausencia de las palabras. La niña juega, se asusta, ríe y llora con las olas, pero cuando se enfrenta a ellas y la mojan, cuando su ropa se tiñe del azul del mar con el que juega, experimenta la magia de la naturaleza y el tesoro que esconde: conchas, estrellas de mar, caracolas y otros tesoros que las olas han desenterrado de la arena y que descubre al lado de las silenciosas pero omnipresentes gaviotas y bajo la latente mirada de su madre, presente al inicio y al final de la obra.
Dedicada a su recién nacida niña, la autora responde cuando le preguntan por la motivación de esta obra que “siempre quise hacer un libro acerca del mar y las olas. Siempre me han atraído el crudo azul del mar y la brillante luz del sol […] Hay una felicidad instintiva implícita en ese juego. Intentas no mojarte, pero, al final, sucumbes a las olas”. Bajo esa premisa, la autora crea un álbum con el que deleitarse y con el que disfrutar con mimo de cada uno de los detalles, con una fuerza arrolladora que maravillará a mayores y pequeños, por la historia y por la técnica a partes iguales.
Además de esta obra y del extenso reconocimiento que ha obtenido a raíz de ella (Premio de la Sociedad de Ilustradores de Estados Unidos, 2008; Premio Álbum Ilustrado del Gremio de Libreros de Madrid, 2009) se trata de una autora prolífica que cuenta con títulos como Espejo (2008) o la recientemente publicada La trilogía del límite (2014) entre sus publicaciones, marcadas por la poesía de sus historias y la aparente sencillez narrativa que consiguen gracias a los trazos y a historias cotidianas y que han hecho de ella uno de los nombres a los que referirse ineludiblemente al hablar de álbumes ilustrados de calidad y para todas las edades.
Para saber más: entrevista con Suzy Lee