Actriz, cantante y filóloga, Laura LaMontagne (Lugo, 1993) lleva unos cuantos años dedicada al estudio y la adaptación de una buena parte de la tradición gallega a estilos musicales contemporáneos. Desde 2019 comparte proyecto con Pedro Cuntín (Teo, A Coruña, 1995), más conocido como PicoAmperio, que impregna sus melodías medievales con ritmos hip hop, y que acompaña letras de poesía clásica (de Rosalía de Castro, Martín Codax, Lorca y otros muchos) con toques electrónicos.
Un universo que se podrá disfrutar este viernes 22 de octubre en Madrid, en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque. Allí presentan un espectáculo audiovisual preparado especialmente para la ocasión. En él, contarán con las videocreaciones del artista visual y fotógrafo vigués Borja Bernárdez. «Este repertorio con el que trabajamos empezaba a nacer en 2018, cuando PicoAmperio y yo pisábamos las mismas piedras mojadas de Santiago pero aún no nos conocíamos», recuerda con morriña LaMontagne en esta entrevista en exclusiva para La línea amarilla.
Por Gema L. Albendea / @GemaLAlbendea
¿Qué debe tener sí o sí una composición de Laura LaMontagne & PicoAmperio?
¡Voz y Scratch! Para Pedro uno de los objetivos es experimentar, recrearse y disfrutar. Yo añadiría el querer nombrar la soledad, la rabia y algo más. ¿Qué me falta? La intención. Ésta puede ser más lírica de lo que se podría esperar. No reivindicamos nada más que aquello que ‘hace luz y sombras en [nuestras] mirada[s]’, como diría Pizarnik. Así que yo diría que se quiere exponer una historia personal. La vía escogida son textos ya colocados en la esfera de lo universal. Se podría malinterpretar como la épica de algún pueblo, pero no. Es lírica total. Y queremos seguir en esa línea. Cuando nos ponemos a trabajar en un tema muchas ideas se rescatan de cortes de audios que almacenamos, los usamos en el scratch o en los samplers. Hay pitidos, gruñidos, risas, risas en reverse, loops con armonías de voces, sintes, baterías, etc. Las letras son guiadas por pensamientos que voy anotando, normalmente en el móvil, sonidos o ideas melódicas que voy almacenando en notas de voz. También por cosas que surgen en el momento, como un poema escogido al azar, por ejemplo.
¿Se entiende y se respeta un estilo como el vuestro, que fusiona la tradición y la poesía gallega con un tono alejado de lo tradicional?
Pensamos que sí, nos sentimos muy valorados y respetados. Tal vez el camino a este tipo de mezcla ya estaba abierto y se estaba empezando a establecer como interesante la fusión entre tradición y electrónica, lo que ha ayudado a que esto cuajara. En Galicia nos sentimos como en casa, vemos cada vez más claro el valor que nuestra propuesta tiene porque aporta un granito de arena más a la montaña que ya hay hecha para entender nuestra literatura y llevarla a otros ámbitos.
De hecho, y me flipa contaros esto, en un instituto de Chantada se eligió Laura LaMontagne&PicoAmperio como nombre del aula de música el curso pasado. Quizás a alguien le sea útil para estudiar la lírica medieval escuchar alguna de estas versiones, y quién sabe, quizás se le haga más llevadero. Al final estamos haciendo entender que ellas y ellos, la gente de la Edad Media, también tenía sus sentimientos, claro.
¿A qué autores le habéis puesto música?
Contamos con Rosalía de Castro, Luz Fandiño, Xela Arias, Fernando Pessoa y García Lorca. Nos acompañan los trovadores Martín Códax, Airas Nunes de Santiago y Alfonso X. Alguna vez he cantado a Whitman, he sampleado a Pizarnik y a Porchia. Hay infinitos nombres que investigar. Pero sueño con trabajar sobre textos de Pizarnik.
¿Y cuáles ha costado más adaptar?
Pues diría que Xela Arias, dado su estilo. Su forma de escribir me resultaba un tanto incómoda; por momentos poco clara. Me ayudó a superar esta estupidez el hecho mismo de meterme a cantar sus versos. Así de simple. Casi como meterse en el mar, de golpe mejor. Sobre una nota pedal que Pedro ejecutaba, el ritmo y el sentido fueron desvelándose como si hubiesen estado ahí escritas en tinta invisible. Está claro que la poeta nos propone ese juego al usar esos recursos, y una vez lo aceptas y empiezas a no esperar una coma en el lugar preciso, inspira infinitamente más.
¿Y más allá de Galicia? ¿Cómo se está reconociendo vuestro trabajo?
Creemos que con mucho respeto también y mucho cariño. Nuestra experiencia nos ha revelado que el idioma en la música no es una barrera: los conciertos que nos organizó Paco en Sevilla, el abrazo de Carles en el Barcelona Poesía y la oportunidad de tocar con Abel Hernández ‘El Hijo’ en Madrid. También todo el calor y el sentimiento en Mallorca, las que repiten porque nos vieron en la Mercè, las de las croquetas en el Tío Vivo en Salamanca, el festival Imaterial en Évora, Portugal; el Mercat de Música Viva de Vic, el Folk del Mundo en Jaén; el Periferias en Huesca o el Fira Tàrrega. Todo eso nos hace muy dichosos y nos deja claro que tenemos que seguir trabajando.
Este viernes tocáis en Madrid, en el espacio Conde Duque. ¿Expectativas?
La verdad es que tenemos muchas ganas de volver a Madrid. Tocamos allí el año pasado en El Chico Feo y en la Sala 0. Estamos emocionados y un poco nerviosos. Llevaremos visuales en las que hemos mezclado el trabajo de Borja Bernárdez y el nuestro. Eso siempre implica mostrar algo más de ti, de ahí los nervios. Pero las ganas y el amor con el que hemos preparado este concierto pueden con la incertidumbre.
¿Es una plaza difícil para un estilo como el vuestro?
Madrid, dado su trajinar y sus particularidades, he de decir que asusta bastante. No atribuiría su dificultad a lo que uno traiga, a si lo que se aporta es válido o no, sino a que la estructura se agranda en esta ciudad. Y como consecuencia, el objetivo se va alejando para quien empieza desde cero. El camino se alarga. Pero, como contrapunto positivo, también el camino se ensancha y puede haber cabida para tus planes en esas direcciones alternativas. Las posibilidades de que un estilo musical encaje o tenga su público también son mayores, aunque sea más difícil alcanzar un impacto más fuerte. Esto es algo evidente, pero sin duda difícil, así que habrá que aprender a moverse en tal terreno. Nuestra experiencia personal, por el momento, ha sido muy positiva.
En Conde Duque jugaréis también con el audiovisual. ¿Es esta la línea que queréis seguir? ¿En qué caminos creativos estáis embarcados en estos momentos?
Estamos centrados en editar el trabajo hecho hasta ahora, pero he de decir que ya tenemos ganas de exponer otro tipo de canciones y otro tipo de show. Está todo empezando a idearse, pero en el futuro nos interesa estar abiertos a integrar mejoras técnicas y visuales. Aparte de eso, hemos trabajado en una canción para un podcast sobre salud mental y feminismo llamado Loca Yo que comenzó en septiembre. Tengo en mente diversas ideas visuales que me gustaría investigar de cara a ponerle imágenes al repertorio que editaremos, por ejemplo, para algún videoclip. Pero todo se está gestando.
«Dejar atrás la intertextualidad es imposible, pero sí podremos dejar atrás la literalidad y encontrar un canal propio para componer letras»
¿Y desde el punto de vista estrictamente musical?
He de confesar que, a nivel de repertorio, la manía de referenciar textos ajenos puede cambiar. Dejar atrás la intertextualidad es imposible, pero sí podremos dejar atrás la literalidad y encontrar un canal propio para componer letras. Nunca se sabe, pero ese es un poco el objetivo que me fijo. Musicalmente hablando, y basándome en lo que estoy escuchando últimamente, me gusta pensar que vamos a acabar mezclando esa esquina oscura que resulta tan interesante: Gazelle Twin; canciones del tipo I thought I was an alien de SoKo, que lo figuro como en la introspectiva acción de pasear por la ciudad un sábado de principios de otoño, y esa sensación de viento en la cara que da la primera parte de Youth de Allen Haloween. Todo eso me está haciendo desarrollar nuevos deseos, que se convertirán en ideas, que se convertirán en canciones.
¿Hay Laura LaMontagne & Picoamperio para rato o tenéis planes por separado?
Tenemos muchos planes a la vista y la tarea pendiente de establecer estas canciones con las que hemos convivido dos años. Quizás sea una historia particular, pero hemos nacido en directo y nos ha gustado madurar eso antes de editar nada. El tiempo lo dirá, aunque, por ahora, nuestro objetivo es el mismo y compartimos cada momento.
«¿Quién va a ser más crítica que tú misma? Muchas veces pierdo el norte, acabo no viendo muy claro el porqué de lo que hago, la música, el cantar»
¿Sois profetas en vuestra tierra? ¿Quién es más crítico con vuestro trabajo?
No creo que seamos profetas de nada. ¡Menuda responsabilidad! Simplemente se ha valorado muy bien nuestro trabajo. Cuando algún elemento de la cultura se remueve, bien sea un poema de Rosalía de Castro, una cantiga de otro siglo o escribir un tema usando un idioma específico como vehículo principal de expresión artística, nos encontramos ante una posibilidad de conectar con la gente que nos rodea porque comparten tus referencias o conectan con ellas.
Eso es lo que nos ha pasado y nos pasa en cada concierto en Galicia: nosotros como grupo y el público que nos escucha nos hemos encontrado cara a cara y hemos descubierto lo que nos une. Para mí esto es algo muy fuerte, es una energía que se siente inusual e inesperada. Nos han dado mucho apoyo.
Hará cosa de un año, nos obsequiaron con el Premio Martín Codax da Música en la categoría de Músicas Urbanas. Nos hace sentir muy orgullosos que nos hayan reconocido de esta forma con tan poco tiempo de trayectoria. Y creo que a mí me deberían dar también el PHO, Premio a Haters Oficiales (risas) ¿Quién va a ser más crítica que tú misma? Muchas veces pierdo el norte, acabo no viendo muy claro el porqué de lo que hago, la música, el cantar. Esto me hace angustiarme y repensarme a mí misma muchas veces. Tantas que al final me cuesta ver el aprecio que viene de fuera y me vuelvo crítica sanguinaria hacia lo que hago.