El arte es, quizás, la expresión humana por excelencia. Un arte que ha ido evolucionando a lo largo de la Historia y que, en un momento dado, desembocó (y luego siguió su evolución) en lo que llamamos arte conceptual. Hemos querido acercarnos a él, al hilo del reportaje Qué, cuándo y dónde del arte conceptual, a través de la antropología social y uno de sus expertos en nuestro país, el profesor Ricardo Sanmartín.
Entrevistamos al catedrático de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Nada más empezar, espeta: «El arte nos educa, aunque para ello, claro está, hay que ir a verlo y dedicarle el tiempo que merece. Vale la pena».
Leticia Palomo / @ArtebyPALOMO
P: ¿Qué es el arte conceptual para usted, desde su visión de antropólogo social?
R: Hay muchas maneras de hacer arte conceptual, es decir, hay muchos tipos de arte conceptual. Algunas han logrado incluso un nombre propio. Esos adjetivos son formas de clasificar que intentan subrayar en qué se ha centrado la relación entre arte y sociedad, entre el reto de esa época y la investigación de la figuración humana por parte de los artistas, digamos ahora, «conceptuales». Por más visuales que sean las artes plásticas, los estilos conceptuales prefieren subrayar el valor de las ideas críticas que encarnan las obras. Un ready-made, un collage de Picasso o de Braque, una performance de M. Abramovic’, los 4’33’’ de silencio de J. Cage, etc., subrayan una idea crítica, construyen sus tan distintas obras tratando de apresar un aspecto todavía borroso de la figura del ser humano que se está gestando en el paso de la historia.
la relación del reto moral con la investigación estética es, a mi entender, la relación más importante entre el arte y la sociedad
P: Esta relación entre arte y sociedad es una de las claves para entender cualquiera de los sucesivos movimientos artísticos, también el conceptual. ¿Cómo definiría este camino entre sociedad y arte?
P: No toda sociedad, ni en toda época, ha considerado del mismo modo lo que nosotros entendemos por arte. Un recorrido por todo ello nos llevaría demasiado tiempo. Creo más interesante subrayar cómo, en cualquier época y sociedad, lo que nosotros sobreentendemos como “arte” siempre se ha producido como respuesta a una sentida necesidad de escrutar qué figura del ser humano va gestándose en la historia que atañe al creador. Es común subrayar el carácter expresivo del arte, pero al hacerlo se olvida que la clave está antes de esa expresión. La historia se mueve a ciegas hacia el futuro, y la hacemos entre todos. Es en ese proceso donde surgen los grandes retos morales en cada época. Ese lento nacimiento del ser humano es siempre oscuro, difícil, doloroso. Los artistas centran su mirada en esa zona oscura de la cultura de cada época, y tratan ahí de dar forma a todo aquello que es necesario para alcanzar una plena posesión de la propia naturaleza humana. El arte canta la vida, pero en cada caso eso responde al reto que le plantea la sociedad de su tiempo. Esa relación del reto moral con la investigación estética es, a mi entender, la relación más importante entre el arte y la sociedad.
P: ¿Y cuál es el reto moral que funciona como motor de la aparición del arte conceptual?
R: El motor, sin duda, es el conjunto de inmensos problemas humanos que la historia desvela en su propia marcha, al paso de sus continuos cambios. El pasado siglo, con sus dos grandes guerras y todo lo que llevó hasta ellas, las hondas preguntas sin respuesta que el siglo deja en el aire, por más que los pensadores intenten darles caza, desvelan un gran cambio cultural.
P: Parecía que todo se desmoronaba…
R: Cada vez más, el sujeto pierde su unidad, se desconoce a sí mismo, el relato de la vida parece una yuxtaposición en la que no se percibe el argumento, la inocencia quedó perdida como si el mundo sufriera un gran Alzheimer. Solo los artistas lo ven y reaccionan con fuerza, pues tratan de afirmar el gozo de la vida frente a tanto error, la inocencia de un trazo, la alegría del color, el valor de la escucha del silencio, la contundencia de la persona en pie, sobre el escenario del mundo, o la ternura de una sentida música, aunque sus sonidos parezcan desligados de toda melodía o con un ritmo tan errático como el del alma del ser humano de nuestro tiempo.
el arte conceptual nos ha llevado a pensar sobre nosotros mismos
P: ¿Y al revés? ¿Cómo ha influido el arte conceptual a nuestra sociedad, a nuestra cultura?
R: A través de sus obras, usándolas modo estético, más allá, por tanto, de una simple información, dejando que nuestra atención se abra y así pueda entrar la obra y cuestionarnos, escuchando lo que tiene que decirnos, y eso requiere tiempo, el arte conceptual nos ha hecho más críticos, nos ha llevado a pensar sobre nosotros mismos. Y, por otra parte, dado el carácter devorador de nuestra cultura, hasta la crítica del arte conceptual acaba siendo utilizada por el mercado y la publicidad. Por eso también vuelve a cambiar el arte escapando de esa succión a modo de agujero negro mercantil. La crítica que encarna la propia obra, el esfuerzo que ante el arte conceptual ha de hacer el usuario para encajar sus preguntas, acaba influyendo en la conciencia, en los estados de ánimo, y lentamente va moldeando la sensibilidad. El arte nos educa, aunque para ello, claro está, hay que ir a verlo y dedicarle el tiempo que merece. Vale la pena.
#MásEntrevistas: Dorian Wood – Raúl Cimas – María Folguera – Laura Freixas –